domingo, 23 de febrero de 2014

Gustavo Araujo








1.      ¿Cómo o por quién fue tu primer acercamiento con la literatura? ¿Quiénes fueron los primeros autores que leíste? ¿Influencias?

En mi casa nunca sobró nada, pero sí había muchos libros. Mi vieja me regaló a los seis mi primer libro: “Un Capitán de quince años” de la colección Billiken, tapa roja, luego llegaron Sandokán, Colmillo Blanco de Jack London, pero también cayó en mis manos Así habló Zarathustra, o los best seller que leía mi viejo, como Las sandalias del Pescador. A partir de allí descubrí que había un mundo con el que me entretenía en las siestas largas de Mendoza y luego San Juan. Una persona clave fue mi profesora de literatura 4°, creo,  que nos enseñó a leer literatura latinoamericana. En fin, hubo libros que releí cinco o seis veces, hubo otros que no pude leer una sola vez, pero siempre tuve intriga por esos seres extraños que con sus historias podían meterme dentro de un bloque hojas y hacer que el tiempo desapareciera y que el calor o el frío, o el hambre, no importaran. 

2.      ¿Cómo surge la necesidad de escribir? ¿Cuándo comenzás a compartirlo con el lector desconocido?

Surge por imitación, por tratar de ser y hacer aquello que se admira. Comencé por escribir poesías, espantosas poesías, horrendas, en mi adolescencia, como una forma de encontrar lo que quería decir, o mostrar. Pero siempre fueron horribles, y si a alguien las mostré, le pido perdón de rodillas. En la adultez dejé todo de lado, cuatro hijos y otras yerbas no me dejaban tiempo para mucho, y ya a los cuarenta, por consejo de un amigo, entré al taller de Marcela Predieri para aprender algo y poder mostrar algunos esbozos de cuentos que venía haciendo.

3.      ¿Cómo es el proceso de tu escritura? Desde que aparece y se atrapa la idea o la imagen inicial ¿Algún momento en particular del día, estado de ánimo? ¿Música o silencio? ¿Qué sensaciones, qué temas te impulsan a escribir?

Creo que mi escritura no tiene proceso, o en todo caso es un proceso anárquico. Me surge por necesidad de contar o de poner en papel alguna idea o anécdota que me da vueltas en la cabeza. O quizás porque nos juntamos con amigos escritores y algo hay que llevar para leer. No me tomo muy en serio el tema. Pero cuando escribo no puedo dejar de trabajarlo seriamente. Soy perfeccionista, pero no me tomo en serio el tiempo que se necesita para escribir con regularidad. No busco momentos especiales, ni tengo métodos ni horarios o lugares determinados.

4.      ¿Y el proceso de corrección?

Corrijo durante mucho tiempo, necesito separarme del texto para poder ser medianamente objetivo con las correcciones, y aún así, hay textos que quedaron sin convencerme jamás. Corrijo estilo. Me ocupo mucho del habla de los personajes, me gusta que se definan por lo que dicen, que sus palabras alcancen para que el lector pueda verlos sin que yo los describa. Me llama el humor, la ironía, reírme de lo que a todos les hace reír.

4        ¿De qué manera construís tus personajes, tus historias?

Es raro, pero es algo en lo que no he pensado. Más que nada parto de algo que quiero contar, pero no sé cómo. Pongo una palabra, luego se hace frase y como si estuviera en un laberinto, voy desenredando el camino. Avanzo, retrocedo, surgen personajes, desaparezco personajes, ideas, anécdotas, pero siempre buscando cómo llegar a decir aquello que quiero decir o contar aquello que quiero contar. El cuento es el ámbito donde mejor me muevo, necesito darle fin a la historia. Sacarla, terminarla, y luego corregir y compartirla.

5        ¿Qué autores estás leyendo en este momento? ¿Qué autor u obra que se suponía debía gustarte, no lo hizo? ¿Cuál te sorprendió?

No soy un gran lector, mis compañeros de Alma de Diamante, Gustavo y Oscar dicen que por eso soy la pata floja del proyecto, y deben tener razón. Últimamente he leído dos novelas de Sebastián Chilano, “Las reglas de Burroughs” y “Tan lejos que es mentira”, ambas buenas, aunque creo que lo mejor de Chilano está por venir. También leí “Rabia” de Sergio Bizzio, que no me pareció nada del otro mundo. Algo que no me gustó, “Zama” de Antonio Di Benedetto, no pude terminarla. Algo que me sorprendió, el libro de Max Costa Martinez “La Belleza es otra cosa”, tiene una poesía extraña y urbana que me dejó pensando.

6        La literatura, como toda manifestación artística, es un reflejo de su época y la realidad en la que vivimos interfiere en la creación. ¿De qué manera influye en tu escritura? Si no es así ¿Con qué espacio y tiempo se identifica?

Escribo siempre sobre lo actual, a pesar de mi gusto por la historia, no me interesa trabajar sobre temas, personajes o situaciones pasadas. Me moviliza lo que hoy le pasa a cualquiera, y como creo no tener pretensiones extrañas, los temas surgen de las cosas de todos los días, de las anécdotas cotidianas, y la finalidad es la identificación del lector con mi escritura. Creo firmemente en aquello de “pinta tu aldea y pintarás el mundo”.

7        En nuestra ciudad, el mar, la costa, el borde  ¿Crees que hay una identidad entre autores que comparten un espacio en común? ¿Cómo es tu historia y relación con Mar del Plata? ¿Cuál es tu lugar preferido en la ciudad?

No he leído suficientes autores marplatenses como para responder eso. Por lo que conozco, quienes vivimos en Mardel tendemos a mirar hacia afuera y ponemos poca atención en nuestro espacio. En ese sentido, Chilano tiene una interesante relación con la ciudad. Sé, por venir de otro lugar, que la ciudad tiene en el imaginario de la gente de provincias una presencia y un glamour que quienes vivimos aquí no alcanzamos a comprender, y que en todos los ámbitos, incluida la literatura, estaría muy bueno que sepamos aprovechar.

8        ¿Cómo ves la literatura actual, a nivel local,  nacional? ¿Algún autor para recomendar?

La literatura está muy viva, hay una enorme cantidad de escritores que trabajan y buscan 
su voz y su estilo. Se supone que a partir de eso surgen los buenos, los que llegan. Lo que quiero decir es que una cosa es la literatura y otra muy distinta la publicación de lo que se escribe. Aunque parezca una zoncera, son dos cosas que raramente van de la mano.

9        Hay acontecimientos que incentivan, otros que bloquean y hacen que luego notemos una evolución o un click en nuestra escritura ¿Cuáles fueron esos sucesos históricos personales o externos que intervinieron en su obra hasta ahora? 

En mi corta relación con la escritura puedo decir con precisión que lo que aprendí con Predieri fue clave, porque fue descubrir que con técnica podía poner en papel lo que tenía en la cabeza. Pero no tuve otras situaciones que cambiaran mi forma de escribir. Más bien te diría que busco cambiar porque me aburro, cuando algo me sale fácil o por oficio, me aburre y entonces busco una forma diferente de decir lo mismo.

10    Olga Orozco decía que el tono particular de su poesía se debía a su propia medida de respiración. El autor le imprime una musicalidad propia. Siempre al escribir está presente la cadencia de nuestra voz y cuando alguien oye leer al escritor, esa voz puede acompañarlo por el resto de las lecturas en el papel.  La respiración del texto puede llevar al lector a respirar con él. Hay personas que no pueden seguir el ritmo a una lectura, se quedan sin aire, a otros les queda resto, ¿Cómo quiere dejar al lector si sigue su respiración, con aire de sobra relajado mirando el mar, haciendo algún arte marcial ancestral, filtrándolo de a poco para degustar mejor, sin aire por haber corrido un colectivo?

Yo escribo cuentos, más bien cortos. No pretendo otra cosa que empatía del lector hacia lo que lee, lo cual no es fácil. Quiero que se vea en la situación, que vea a los personajes, que le sean verosímiles, y de acuerdo al tema, que sienta, que ría, que disfrute, que putee, que se ría conmigo. En todo caso lo que busco es no complicarlo, pero sí que no le pase inadvertido.

11    Si bien todos podemos hablar de los mismos temas, cada autor crea una galaxia en la que florece una simbología personal, que aparece y se acentúa y se repite para generar un propio lenguaje y lugar común donde sentarse a observar y sentir con él. Si tuviera que visualizar su obra en un collage, ¿Qué elementos de su obra no faltarían? Puede nombrar paisajes, objetos, sensaciones, situaciones concretas, texturas, colores…

Seguro que no faltarían el humor, la ironía, los personajes femeninos fuertes, la ternura, el fútbol, y por siempre, alguna buena puteadita…

12    Alrededor del escritor se construye cierta atmosfera mística, hay quienes se salvan, quienes se alimentan, quienes mueren, quienes hacen de ello algo cotidiano o algo extraordinario. Étiemble sostenía que el placer poético podía tener un origen fisiológico, de índole muscular y respiratorio (volviendo a la respiración) siendo una manera de unirnos al mundo, participando del ritmo universal. ¿Qué lugar tiene la escritura en tu vida? ¿Qué es lo que buscás/encontrás en ella? ¿Qué es para vos, desde tu cuerpo en relación al mundo?

Nada extraño, todo más bien terrenal. Es un modo de expresión en el que puedo decir lo que quiera y sin pretensiones. No es algo cotidiano, es más bien cuando puedo o necesito hacerlo. Y en verdad, no busco nada, o en todo caso, busco compartir con alguien mis ideas, mis gustos, lo que no es poco.

13     Un tema, banda, disco o lo que gustes para dejarnos con algo de tu obra al pie de la entrevista…

Siempre me gustó Mercedes Sosa, también Serrat, Sabina, Alberto Cortez y últimamente he vuelto a escuchar folklore, mucha zamba, chacarera, tonada y cuecas. También me gusta mucho el Chango Spasziuk. 

¿Algo sobre mi obra? Sencillito no más, que la lean.

14    ¿Madera, fuego, tierra, metal o agua?

               Agua, toda la vida.









CRITERIOS ESTÉTICOS


OSCURA IMPUNIDAD             

Los cadáveres impunes de la muerte mecen mi desierto cuerpo sin rostro

                                                                                                  conocido.
Soy un capitán de fuego al mando de tus tenues llamas...
                                                                                             
                                                                                              
                                                                                           
                                                                                 
Leo tu poema en la soledad de nuestra habitación. Llevo años sin comprenderte. Por más intentos que haga no logro sentirme parte de tu mundo, de tu “éxtasis de belleza”. Y sin embargo cada vez que leo algo que escribiste y veo tus ojos expectantes, no se me ocurre qué decirte. Lo más puro y sensato que algún día te dije fue: qué lindo. Y me miraste con tal desencanto y odio que me olvidé hasta del abecedario. No pude decirte más. Tantas discusiones tuvimos sobre el tema y sobre esta cama. Y no aclararon nada. No nos tendieron un puente de comprensión y además me dejaron sin sexo por semanas. Me hablás de “impresión estética”. ¿Qué es? Escribís “los cadáveres impunes de tu muerte mecen mi desierto cuerpo”. Y yo no entiendo nada. Me decís que no hay que entenderlo, solo sentirlo. Y leo “Soy un capitán de fuego al mando de tus tenues llamas y tu luz sin sol”. Y me da frío. Frío de helado y ansiedad. Pienso en un cucurucho doble de tiramisú y amarenna. Y me decís que soy un cavernícola retrógrado. ¿Que querés? ¿Qué entienda eso de “Atmósfera decadente que arde sin calor como leña en un patio olvidado de nosotros”?  Por lo que yo sé la combustión produce calor, y humo. Poco o mucho pero lo produce. Y eso de la atmósfera decadente ¿qué es? ¿atmósfera de geriátrico? ¿pasada de moda? ¿será por el humo? ¿Y ese patio olvidado de nosotros? Ahí si que te agarré. Es una personificación. Un ente inanimado (patio) realiza un acto propio de una persona (olvidar). Básico, Watson. Literatura de tercer año. ¡Grande profesora Hebe de Gargiulo! Ahora entiendo para qué me sirvieron los veinticinco libracos que nos hizo leer y analizar en un año. Mío Cid ¡sos mi héroe! Conde Lucanor ¡cuánto te extraño! Si habré puteado a la Celestina y a la profesora. Pobre mujer. Cómo me persiguió con los recursos literarios y las metáforas. Y yo que solo leía El Gráfico. Pero volviendo a lo nuestro, no hay caso. Lo de “Moribundas ráfagas de memoria que encandilan mi último día”se lo afanaste a Víctor Sueyro y las “Maldiciones eternas de lamentos sin voz” me dejaron atónito (¡guau, qué léxico tenemos!). Pero lo de “En mi nacimiento mi crepúsculo infierno te odia” lo pesqué. El crepúsculo es rojizo y el odio se me figura que también, por lo rojo de furia ¿no? ¿Ves que algo nos entendemos? Y sigo “Amaneciendo tu resplandor se me esconde claramente”. También lo agarro. Lo que no pesco es porqué amanece si es tu crepúsculo. Y después decís “Oscuro es tu recuerdo que aproxima solo cambios desnudos”. Eso está espectacular. Hasta lo entiendo yo. Amanece claramente y el recuerdo es oscuro en el crepúsculo rojizo que cambia durante el día desnudando al capitán de fuego que guía tu vida muerto de frío como leña sin llama que se quema pero no quema en un patio olvidado del mundo mientras las ráfagas de memoria te encandilan. Ráfagas. Si, pero de olvido y una caja de gomas Dos Banderas para vos y tu poema. Y ya estoy poniendo el canal de deportes. Y que te entienda tu capitán.







 SEXO SOLIDARIO



Me he propuesto escribir una buena escena de sexo, y lo voy a usar a usted, mi querido lector como testigo privilegiado. A usted que me está leyendo en este preciso momento, ahora, ya. Si, a usted, no se sorprenda, le pido que se venga conmigo, lo invito a acompañarme para ver si puedo, es un tema algo difícil y voy a necesitar de su compañía. Vamos, anímese, déme una mano, sea parte, ponga lo que tiene que poner, involúcrese de una vez por todas, sea cómplice de la historia, no me haga pensar que tiene miedo de participar. Va a tener la gracia de ser parte de una escritura inclusiva, acorde con los tiempos que corren.
Vamos a ir a visitar a una pareja que vive en la casa de al lado. Tengo entendido todos los días que hacen el amor a la misma hora. ¡Epa!, no piense mal, no es que estoy todo el tiempo con la oreja en la pared, si lo sé es porque los grititos de la dama  no me dejan dormir la siesta, y mire que tengo el sueño pesado. Las paredes de ahora son tan delgadas que uno sin querer se entera de todo, cómo será que escucho el ruidito de los mensajes del celular de mi vecino. Ya casi es la hora en que él llega, ella ya se ha bañado y lo estará esperando. Véngase conmigo, no sea cobarde, por esta vez nos podemos dar el lujo de mirar, total ¿quien se va a enterar? Sígame, la ventana está abierta, pase, es por aquí, párese al costado de la lámpara de pie, ahí, disimule y no haga un ruido, para que la gente entre en sintonía no hay que molestarla ¿Está bien ahí? Bueno, mire, mientras usted no se pierde detalle yo busco mi libreta para anotar. Me voy a poner de este lado para poder mirar mejor. ¿La ve a ella? Está ahí, recostada en el sillón, adormilada. Hay poca luz pero igual se ve bien. Siga con lo suyo, yo anoto los detalles: el sillón es de tres cuerpos, buen tamaño para esos temas, de color crudo, con tres almohadones de colores fuertes que hacen juego con el ambiente. Está semidormida, respira suavemente y el pecho apenes se le mueve. Se le nota una pequeña sonrisa, como esperando algo agradable. Tiene puesta una remera simple de algodón blanco que le llega hasta los muslos y deja ver un hermoso lunar justo donde la tela se arruga, como cediendo espacio. ¿Ve bien desde ahí?, ¿no? Venga, póngase al lado mío, no haga ruido por favor, si no, perdemos el clima. Que porqué le susurro, para que no me escuchen, por favor. Oiga, él está abriendo la puerta. Por la delicadeza con que lo hace debe ser un tipo cuidadoso. Mire cómo pone el saco sobre el respaldo de la silla, no cualquiera, un dandy el muchacho. Los zapatos se los saca con la mano, nada de usar el otro pie para hacer fuerza, la camisa la tira al piso, ¿estará sucia?, pone los pantalones sobre otra silla para no arrugar el saco, seguro que la mamá lo educó bien al chico. Tiene buen lomo el muchacho, debe hacer fierros; bíceps marcados, hombros fuertes, espalda trabajada, no tiene un rollito, pero hay algo que me desconcierta: no tiene un pelo en el cuerpo. ¿Le parece que se depile? Ahora muchos lo hacen. ¿Yo?, yo no, soy de la vieja guardia. Usa bóxer blancos de primera marca bien ajustados, le quedan bien. No me haga esa sonrisita picarona, tengo que describir lo que veo, es rigor profesional nada más. ¿Está cansado?, siéntese en el puff, yo prefiero seguir parado. Pero mejor no hablemos más y dejémoslos a ellos que hagan lo que quieran. Dejemos que se hablen, que se hagan, que se usen, mejor su idioma que el nuestro.

––Hola mi amor, ¿cómo estás?, despertate, no seas mala.
––Mnnn, ¿qué pasa?
––Nada, solo que recién llego y quiero un beso.
––Bueno, ¿cuántos querés?
––Todos, mi amor, todos.
El tipo la tiene muy clara, se sienta en el borde, y luego de un beso tierno la toma de los brazos y la ayuda a incorporarse. Sin dejar de besarla ni un instante, levanta la remera. Despacio, con el dorso de la mano le acaricia el vientre, el pubis está ahí no más, no me diga que no se lo ve. El aroma del cuerpo recién bañado ocupa toda la sala, hay olorcito a jabón, creo que de lavanda. Vamos, respírelo conmigo, inúndese un poco. Con un pase de magia, la remera vuela hasta la alfombra y la deja al desnudo, la penumbra cómplice le dibuja el contorno sobre la tela. La dama es una excelente muestra de lo que la naturaleza consigue cuando se esmera. Mire qué pechos, justo del tamaño de una mano, ni sobra ni falta. Esa piel erizada exige caricias, el pezón es un desatino para la prudencia. Quédese tranquilo, solo estoy tratando de transmitir una emoción, ¿cómo va a pensar que le quiero meter la mano?, por favor, me ofende soy un profesional. Él sabe lo que hace, es un maestro, un ídolo.

––Acariciame la espalda, así, así…
––¿Querés unos masajes?
––No, mi amor, solo tocame, que me vuelve loca. Más abajo, ahí, si, justo ahí.
––¿Aquí?
––Si, justo ahí.
––Acostate, bombón…
––¿Así?
––Si, así, boca abajo está mejor (le da un beso húmedo en la espalda), me gusta la marca de la bombachita de la malla (besos húmedos en la cintura), me gusta olerte la piel (se desliza rozándole la espalda de arriba hacia abajo con la nariz), me gusta morderte la cola (le clava los dientes en un cachete, luego un beso líquido), me gusta chuparte toda…

––Asiiiiií, ahiiiiií, no pares, seguí que me gusta.
––Mnnnngrfffd…¿sigo?
––Siiiií, más abajo, más fuerte, mordeme, si, así, más…
––Levantá la cola, abrítela. Bien, así me gusta, bien caliente mi nenita…
––¿Está bien así?, ¿te gusta mi culito paradito?
––Simmnnngfff…, ya sabés que pone de la nuca…
––No, mi amor, a vos no te pregunto.
––¿?
––A vos te digo, si, a vos, el que tiene la libreta, el que se la pasa escribiendo ¿te gusta mi culito paradito?
––¿Perdón? ¿Me está hablando  a mí?
––No te hagás el boludo, si a vos, hace rato que estás ahí dale con la libreta y la birome, ¿te gusta como paro el culito para que me lo chupe?
––Y, si, seguro, es una belleza de situación…
––¿Querés que lo pare más? ¿querés que me abra los cachetes?
––No sé, si a usted le parece…, yo estoy de acuerdo en todo, haga lo que le guste, soy solo un espectador privilegiado.
––No te hagás el tímido, no me tratés de usted, vení, acercate, dame algo para hacer, hace rato que te veo y me ratoneás con esa libretita.
––Pero, ¿y él?
––No te hagás problema, ya está acostumbrado, me dá todos los gustos, sabe que yo los valgo, ¿no te parece?.
––No lo discuto, tiene toda la razón…
––¡Seguí, seguí!, no parés, mordémela fuerteeeee…
––Disculpame que te moleste, pero, este, yo no vine solo, traje compañía ¿viste?, está ahí, en el puff.
––¡Ahhh!, ¡sííí!, ¿y?
––¿Qué le digo?
––Decile que se vaya, que se borre, con uno más, todo bien, pero tres ya son multitud ¡ahhh!
––Este, mire, mi querido lector…
––¡Querés apurarte pelotudo!
––Si, ya voy. Entiéndame mi querido lector, es la vida mi amigo, hay cosas en las que hay que saber retirarse, y espero que este sea su caso. Por favor le pido que no me escupa el asado, que ya está a punto. Otra cosa, déjeme decirle que le agradezco su colaboración y que espero que nos volvamos a encontrar en circunstancias que sean más compartibles, ¿usted me entiende? He escrito muchas situaciones, pero nunca me pasó que un personaje me acose, y la verdad, la cosa viene bien, hasta la próxima, lo voy a tener siempre en mis plegarias.
––¡Ahhhh! Apurate…
––Se me trabó el cierre, esperá, no puedo.
––Sos un repelotudo, como todos los escritores, pajero de mierda…
––¿Cóoomo?








PLACER DE DIOSES

Sentado en un palco VIP, mira la cancha desde su lugar para ricos y pocos. Molesto, critica todo lo que hace un muñequito de chomba amarilla y silbato en la boca. Eh!!! Qué co-brás??? La concha de tu madre!!! Andaaaaa, pelotudo!!! La recontrarreconcha de la vieja de mierda que te reparió!!! Una más, dos, tres, mil puteadas lanzadas al aire. Camisa Polo, Rolex, campera de gamuza. El muñequito de amarillo que corre en diagonal de izquierda a derecha, de derecha a izquierda entre veintidós dioses de la redonda, sin poder tocarla. La ve pasar como el feo que mira a la más linda del boliche sin esperanzas. Quince minutos, el tiempo contado como sentencia. Quince minutos y se termina, y los dioses se raspan, intentan y no pueden. Veintidós dioses devenidos monigotes con patas de palo, con la sensibilidad de una esponja sin agua. Cómo me putean, piensa. Mierda…hace una vida que empezó este bodrio, y nada. Ni el Nene Peralta, ni el Gordo Morilla, un desastre. Prip!!! Prip!!! Cállese García, fue falta. Lo agarró del pantalón, de abajo. Ponga la bola ahí. Más atrás!!! Prip!!!! Juegue, juegue…¿Y ese boludo colgado del alambrado? uno más, y paro el partido. Siga siete, siga, no pasó nada. Vamos, jueguen!!! Jueguen les dice, hagan lo más lindo. Jueguen, les dice el de amarillo a los que corren desesperados como si se les fuera el bondi. Y ninguno para la pelota. Ni uno solo la acaricia con la suela. Nadie la mi-ma. Ella sufre, busca novio y no encuentra. Ni uno la seduce. Los de la tribuna gritan, los del banco gritan, los que miran televisión gritan, los que corren gritan. El muñeco de ama-rillo mira, piensa, decide. Arbitra la vida de noventa minutos de síntesis existencial deter-minante. Ni un estallido, ni una bajada de guardia. La mente concentrada, los ojos en la nuca también. Un radar en cada oído, una sentencia inmediata y sin apelación a cada pa-so. Paso a paso. Así nos vamos a la B, con árbitros como este nos vamos a la mierda. Paso a paso las pelotas!!! ¿¿¿Para qué carajo me mato toda la semana entrenando a estos bu-rros si este pelotudo me caga todo??? Nos mandan árbitros pendejos sin experiencia, siempre nos cagan. Referí!!! ¿no viste la mano del seis? Ponete antiojos pelotudo. Me estás cagando!!! Cobrá bien. Eh, línea!!! Pa qué mierda estás?? No lo viste. Fue foul!!! Corré, gorrrrdo, que se te escapa el ocho!!! Diez minutos. Vamos muchachos que ya los tenemos!!! Diez más el descuento, y se termina. Se termina, ya casi, piensa el de amarillo. Me baño y a casa, mañana tengo reunión de padres. Prip!!! Prip!!! Vamos Peralta, no me complique el partido, se cayó solo, fue mancha eso. Jugá Peralta, que a vos te pagan para jugar. Jugá, dale, pasásela a uno con tu misma camiseta. Hacé algo bonito en este partido de mierda. No me digás cómo dirigir. Dale Peralta, pedísela al cinco, hacele un moño, una pisada, un amague, una caricia. Así, dale, otra. Así. Nooo, así no!!! ¿Dónde aprendiste a jugar al fulvo, forro? le grita el Turco al televisor del living ¿No ves que por el medio no se puede? La materia es impenetrable, burrrroooo!!!! Tiene toda la cancha para jugar y el dinosaurio este la juega siempre por el medio. Peralta!!! Jubílate y la puta que te parió!!! Te das cuenta vieja? con estos boludos nos vamos a la B. Traéme una cerveza, con unos manicitos. Ahí!! Ahí!! Pasásela al nueve, eso. No!!! Penal!!! Penal!!! Qué cobrás árbitro??? No se tiró, le partieron la rótula. Forro!!! Subile el volumen vieja, no se escucha un pomo. Este control de mierda anda como el culo. Orsay!!! Eh, línea!!! Levantá la banderita, pelo-tudo. Igual que el otro con el silbato. Fracasadoooo!!! Fracasado. A González se lo decía la madre. Nene, fracasado es lo que menos te van a decir los animales esos que van a la can-cha. Lo quería feliz, y él era feliz con la pelota, jugando, volviendo de entrenar cansado y sucio, con las rodillas lastimadas, en el equipo del club del barrio. Con los amigos, con el afiche del Diego en la pared, con el diez en la espalda. Las inferiores, las pruebas, la pen-sión del club de Buenos Aires y la desilusión temprana. Estudiá nene, terminá la secunda-ria le dijo el tipo que lo mandó de vuelta al pueblo. Esto no es para vos, sos demasiado lento. Estudiá nene, andá a tu casa y dedicate a otra cosa. González volvió con el bolso en la mano, los pies torpes, el espíritu derrotado. Llegó con el alma desteñida, los botines embarrados, la camiseta sin destino. El abrazo de mamá, el consuelo. La mirada de papá, la exigencia. Casi un reclamo impertinente de éxito, de triunfo. Como la hinchada. Pongan huevo, pongan huevo!!! grita la hinchada. Pongan huevo, pongan huevo!!! mientras el muñequito de amarillo protagoniza su película sin reparto. Pongan huevo, pongan hue-vo!!! que si no ganan se va a armar quilombo…Tres minutos. Tres minutos de descuento le señala al cuarto árbitro. Tres minutos dice el cartel. Tres minutos se gritan entre sí los veintidós dioses con pies de barro. González mira el reloj. Tres minutos y me voy a casa. Tres minutos tarda un huevo pasado por agua. Tres minutos un tema de los Redondos. Tres minutos perdí esperando en la barrera esta mañana. Tres minutos más de este parti-do aburrido. ¿Tres minutos nada más de alargue??? Árbitro puto!!! No vas a poder salir, te vamo a romper el auto, te vamo!!! González, compadre, la concha de tu madre!!! Gonzá-lez, compadre, la concha de tu madre!!! Dale, pitá una para nosotros conchudo!!! Gonzá-lez, váyase a su casa, el fútbol no es para usted nene. González, no se desilusione, dedí-quese a estudiar. González, de alguna manera va a poder estar cerca del fútbol, pero ju-garlo, no. No es para usted. Deje a los que saben, González. González lo sabe. Por eso árbi-tro, por eso aguantarse las puteadas, por eso mirarlos de cerca, envidiarlos, tocarlos, amargarlos, darles la mano. González lo sabe, por eso el costado de la escena, nunca al centro. Eso es para los dioses de la pelota. González lo sabe, en el reparto del negocio le tocó el papel del escenógrafo, el sonidista, o el iluminador. González lo sabe y lo sufre. González lo piensa. Y se dice. Esta es para vos viejita, que tanto me apoyaste. Esta es para vos, viejo, que me hiciste sentir como la mierda. González lo dice. Por eso el centro que viene. El enésimo centro que viene volado, sin destino, en los últimos segundos del des-cuento. González lo sabe, en este bodrio nada va a cambiar. Inmundo cero a cero. Nadie va a ir cabecear. En ese momento de gloria González lo sabe. Gol!!! Goooool!!! Golazo de cabeza!!! GOL!!! Mudo el estadio en silencio. Para ustedes, burros de mierda, para vos Peralta, para vos Morilla. Mudos los dioses en silencio. GOL!!! Para vos que me mandaste de vuelta al pueblo. Para la hinchada que lo insulta. Mudos los televidentes en silencio. GOL!!! Para vos que me puteaste desde el palco. Si, vos, el de la campera de gamuza. Vos, pelotudo, que me puteás todo el partido. González carrera loca hasta el centro de la can-cha. González rodilla en tierra. González mirada al cielo. González mano en pecho sobre la chomba amarilla. González GOOOOOOOL!!! Si vieja, para vos. Te quiero viejita…











Gustavo Araujo





Gustavo nació en Mendoza en febrero de 1965. Previo paso por su querido San Juan, llegó a Mar del Plata en marzo del `84. Casado desde 1986 con la misma mujer. Es comerciante y le apasiona correr, actividad que hace desde que correr solo por la costa era como tomar sol en bolas en plena calle Guemes. Escribe por placer y por deporte. Lee poco y disfruta mucho de salir a comer a lugares nuevos con gente querida. Hincha sufrido de Huracán de Parque Patricios, lector de Fontanarrosa. Actualmente se está cultivando con Murakami y Silvina Ocampo. Tiene algunos premios pero no le gusta contarlo. Junto a Gustavo Fogel y Oscar Ruiz llevan adelante desde el año pasado la Editorial marplatense Alma de Diamante, que ya ha realizado su primer concurso de cuento y poesía exitosamente con participantes de la ciudad, el país y del exterior, y que ya cuenta en su haber tres libros publicados de poesía.






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